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Alejandra se revuelca en su tumba, pero no, Alejandra, entendé, que ya caí, que no me puedo coser los párpados, que la rosa se pulverizó hace tiempo, que mis ojos siguen intactos.

Pero Macbeth, pero la luz incandescente que me abre el cerebro en dos, pero la gente llorando, gritando, lamentándose, que viene a mi, que busca algún tipo de ayuda, de consuelo, de solución. Y yo soy pequeña y soy inválida
Es mi mejor papel, el de la pequeña más pequeña, más inválida de todas.

Cientos de ojos de colores, pero no me alcanzan.
Mi amor, mis amores.

Porque creo que estoy en una fábrica, de paredes blancas vacías, de las que dan miedo.
Una puta fabrica de recuerdos
Todo adentro explota, hacia afuera, en mil formas, todo lo que debía salir, que son las llagas en mis dedos.

Tengo que salir a sacar fotos, tengo que escribir, tengo que gritar, todo ésto no puede permanecer un segundo más donde está.
Ya no hablo de lanas, ya no hablo de soles lejanos en alguna galaxia lejana, ya mis dotes actorales expiraron, ya, lo inmediato.

Porque la vida es muy larga, porque las lágrimas son muy saladas, el sol, y los edificios, y el pasto, y las palomas, y todo lo que está pasando en el mismo momento, y todo lo que está pasando afuera, y adentro también, y ya no puedo hablar más, porque las palabras tienen sus limitaciones, pero si tan sólo pudieras entender...